Título: Anna Karenina
Año: 2012
País: Reino Unido
Director: Joe Wright
Guión: Tom Stoppard (Novela: León Tostói)
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Seamus McGarvey
Productora: Working Title Productions
Reparto: Keira Knightley, Aaron Johnson, Jude Law, Domhnall Gleeson, Kelly Macdonald, Olivia Williams, Ruth Wilson, Matthew Macfadyen, Emily Watson, Michelle Dockery, Jude Monk McGowan, Holliday Grainger, Luke Newberry, Alicia Vikander, Susanne Lothar.
A través de este relato repleto de pasión se nos cuenta la historia de Anna Karenina (Keira Knightley), la esposa de un alto funcionario del Gobierno llamado Alekséi Aleksándrovich Karenin (Jude Law) que termina enamorada del oficial Conde Alekséi Kiríllovich Vronsky (Aaron Johnson), un aficionado a las carreras de caballos a quien conoce de casualidad a través de su madre, la Condesa Vronskaya (Olivia Williams), y que en un primer momento había demostrado interés por Kitty (Alicia Vikander), la hermana menor de la cuñada de Anna.
Antes de empezar con la crítica tengo que decir que nunca me he leído la obra de Tolstoi, ni he visto ninguna de las adaptaciones cinematográficas de la novela, por lo que he ido completamente en blanco a ver esta producción, una producción que me ha parecido preciosa.
Anna Karenina es una aristócrata que se casó a los 18 años con importante ministro ruso, con el cual tiene un hijo. En un viaje hacia Moscú para convencer a la mujer de su hermano Stiva que le perdone por su infidelidad se encontrará con el conde Vronsky, guapo e irresistible con el que comenzará una aventura que acabará por salir a luz, y que la sociedad aristocrática rusa no verá con buenos ojos, criticándola y separándola de la vida pública y social a la que solía estar acostumbrada.
Una crítica hacia la aristocracia de la época y a la diferencia de actitud frente a la infidelidad en función de si eres hombre o mujer.
Lo que más destaco de esta película, y que me ha sorprendido bastante, es el poder visual y fotográfico de cada plano, trabajado con un toque teatral que, sin duda alguna, es el punto fuerte y mágico de la cinta. Todas las escenas, salvo algunas tomas exteriores, se desarrollan sobre las tablas de un teatro, haciéndonos creer que la obra no es más que un teatro con ciertos toques de cine que le dan mayor intensidad y profundidad a cada plano. Además, la interpretación de los actores también nos hace recordar al teatro, como si con todo ello Joe Wright nos quisiera hacer ver que la sociedad de aquella época se basaba en la teatralidad, en actuar ante los demás tan educada y correctamente como era posible de acuerdo a los parámetros del gobierno y poder de los zares, una fachada con la que cubrir los sentimientos reales que podrían llevarte a la deshonra y a la ingratitud.
La banda sonora, de la mano de Dario Marianelli, es espectacular, y las escenas de baile, sus movimientos y sus coreografías están labrados a la perfección, llenos de elegancia, colores y vestuarios de ensueño. Sus actores también han hecho un gran trabajo, aunque Keira Knightley en ocasiones me ha resultado demasiado sobreactuada y sus sentimientos crecientes de celos no me han parecido tan verdaderos como deberían, más acordes con la locura y la bipolaridad debido a los cambios tan bruscos de personalidad que la inundan. Aún así, podría achacar este toque 'falso' a lo comentado en el párrafo anterior sobre mantener las apariencias ante la sociedad rusa de aquel entonces, aparentando ante ella ser una mujer fuerte que no se deja llevar por los miradas de desaprobación y los cuchicheos de la clase alta pero que en el fondo y en la soledad de su hogar rompe con todo y expresa todas las inquietudes que la atormentan y que no puede expresar a viva voz.
Una película que te atrapa desde el primer momento con esos toques y ese juego entre teatro y realidad. Un auténtico musical para los sentidos que no necesita de grandes melodías y canciones para adentrarte en el romanticismo del siglo XIX.
Anna Karenina es una aristócrata que se casó a los 18 años con importante ministro ruso, con el cual tiene un hijo. En un viaje hacia Moscú para convencer a la mujer de su hermano Stiva que le perdone por su infidelidad se encontrará con el conde Vronsky, guapo e irresistible con el que comenzará una aventura que acabará por salir a luz, y que la sociedad aristocrática rusa no verá con buenos ojos, criticándola y separándola de la vida pública y social a la que solía estar acostumbrada.
Una crítica hacia la aristocracia de la época y a la diferencia de actitud frente a la infidelidad en función de si eres hombre o mujer.
Lo que más destaco de esta película, y que me ha sorprendido bastante, es el poder visual y fotográfico de cada plano, trabajado con un toque teatral que, sin duda alguna, es el punto fuerte y mágico de la cinta. Todas las escenas, salvo algunas tomas exteriores, se desarrollan sobre las tablas de un teatro, haciéndonos creer que la obra no es más que un teatro con ciertos toques de cine que le dan mayor intensidad y profundidad a cada plano. Además, la interpretación de los actores también nos hace recordar al teatro, como si con todo ello Joe Wright nos quisiera hacer ver que la sociedad de aquella época se basaba en la teatralidad, en actuar ante los demás tan educada y correctamente como era posible de acuerdo a los parámetros del gobierno y poder de los zares, una fachada con la que cubrir los sentimientos reales que podrían llevarte a la deshonra y a la ingratitud.
La banda sonora, de la mano de Dario Marianelli, es espectacular, y las escenas de baile, sus movimientos y sus coreografías están labrados a la perfección, llenos de elegancia, colores y vestuarios de ensueño. Sus actores también han hecho un gran trabajo, aunque Keira Knightley en ocasiones me ha resultado demasiado sobreactuada y sus sentimientos crecientes de celos no me han parecido tan verdaderos como deberían, más acordes con la locura y la bipolaridad debido a los cambios tan bruscos de personalidad que la inundan. Aún así, podría achacar este toque 'falso' a lo comentado en el párrafo anterior sobre mantener las apariencias ante la sociedad rusa de aquel entonces, aparentando ante ella ser una mujer fuerte que no se deja llevar por los miradas de desaprobación y los cuchicheos de la clase alta pero que en el fondo y en la soledad de su hogar rompe con todo y expresa todas las inquietudes que la atormentan y que no puede expresar a viva voz.
Una película que te atrapa desde el primer momento con esos toques y ese juego entre teatro y realidad. Un auténtico musical para los sentidos que no necesita de grandes melodías y canciones para adentrarte en el romanticismo del siglo XIX.
Vi la antigua y me encanto su amor....sin embargo como termina se q no vere esta nueva version...ainsss
ResponderEliminarFeliz fin de semana!
Un beso
Sí, el final es muy trágico :(
EliminarGracias! Un beso! ^^
¿La han estrenado ya? ¡Pensaba que la estrenaban en marzo! Hace mucho que vi el trailer y me encantó (no es para menos si dirige Joe Wright y la protagoniza Keira Knightley, que aún es pensar en Expiación y darme ganas de llorar) pero quería haberme leído primero el libro, porque sé que si veo antes la película, luego acabaré por no leerlo porque me cuesta horrores leer algo que he visto, y es un libro que hace años que quiero leer.
ResponderEliminarSin embargo, me quedo con que es preciosa, original y... ¡que tengo que conseguir la banda sonora! xDDD
~ Alba ~
Sí, se estrena en marzo pero por internet ya circula la película en calidad DVD, ya que en Reino Unido se estrenó en septiembre y allí ya está a la venta.
EliminarAsí que no pude aguantar la tentación de verla que, como siempre, prefiero VO ^^
Yo no me he leído el libro, pero la película y su forma de desarrollarla con esos escenarios teatrales me enamoró.