Reseña: 'Cincuenta Sombras de Gregorio' de Rossella Calabró

Tras lecturas de más de 300 páginas, necesitaba un respiro, algo breve que me sirviera para desconectar un poco y que fuera distinto a lo que leo habitualmente. Y así decidí ponerme manos a la obra con 'Cincuenta Sombras de Gregorio', una lectura que me ha hecho llorar de la risa y que he devorado en menos de hora y media.

Título: Cincuenta Sombras de Gregorio

 Autora: Rossella Calabrò

 Editorial: Planeta

 Páginas: 123

 ISBN: 978-84-08-05095-7

Gregorio es la antítesis del Grey de “50 sombras de Grey” que a tantas nos ha hecho suspirar. Gregorio no es apuesto, ni rico, ni misterioso; Tampoco tiene un lado oscuro excitante. No toca el piano, no regala coches y no nos ofrece experiencias inolvidables.  ¿Quién es exactamente Gregorio?

Es el hombre que duerme a tu lado. El que ronca en la cama, se pasea por casa enfundado en una camiseta vieja y es un negado para detectar nuestras preocupaciones o para satisfacer nuestros deseos más íntimos.

Gregorio es nuestro compañero-marido-amante, el alegre hombre corriente, plagado de defectos con el que nos encontramos cara a cara cuando dejamos de soñar con Grey. Imperfecto hasta decir basta, pero él tiene algo que nunca tendrá Grey: nos hace reír, nos divierte.

'Cincuenta Sombras de Gregorio' no es un libro al uso, es más bien un breve ensayo de no más de 123 páginas, donde su autora, Rossella Calabró, nos compara de forma humorística y, en muchas ocasiones, algo extremista, las grandes diferencias entre el Señor Grey de la novela erótica de E. L. James que tanto boom ha causado, y el espécimen Gregorio, el macho ibérico hecho y derecho, único e inigualable y que sólo existe en la vida real, así como Christian Grey sólo existe en las fantasiosas páginas de una novela. 

Pero por muy distintos que parezcan, ambos poseen matices de grises bien diferenciados y sumamente opuestos, 50 manchas en sus expedientes (aunque en Grey más que manchas son dones divinos otorgados por un ser superior llamado pluma literaria) que Rossella Calabró nos muestra capítulo tras capítulo, aunque eso sí, las sombras de Grey nada tienen que ver con las que el compañero de vida de Lola padece.

Grey es un hombre irresistible. Ojos grises como el cielo antes de una tormenta hormonal. Manos grandes como el amigo soltero que vive más abajo del cinturón. Cabello como para hacerse un nido con él.

¿Y Gregorio?

Ojos: dos. Manos: igual. Cabello: heroico, porque puedes admirar el monumento a los caídos erigido en su memoria.

Los capítulos son super breves, de una carilla, o dos como mucho, cargados de momentos divertidísimos y ejemplos que ¡he podido comparar con la vida real que me rodea! En más de una ocasión capturé algún que otro fragmento con la cámara de mi móvil y se lo pasé a mis amigas por Whatsapp. ¿Cuál fue la respuesta de todas? '¡Dios, si es clavadito a lo que hace mi novio!' xDDD.

Mr. Grey nunca tiene un resfriado digno de ese nombre. Duerme poco, pero no está nunca cansado. Parece que se mate a trabajar, pero en realidad no da nunca ni clavo.

En pocas palabras, está siempre fresco como una lechuga y sano como una manzana.

¿Y si Gregorio se pone malo?

Durante el episodio febril, el pobre hombre pierde por completo el uso de las extremidades, de modo que la simple empresa de coger, por ejemplo, una botella de agua del frigorífico le resulta imposible, y, en consecuencia, necesita de la constante y piadosa intervención de los demás.

Para comensar la inmovilidad, se aprecia en el individuo un importante aumento de la amplitud vocal con tendencia a la logorrea, que produce expresiones caricatulescas como: «Toi fadal, cadiño, aiuda.»

En algunas 'sombras' podemos reconocer especímenes de Gregorio en nuestro día a día, pero también hay que decir que el ensayo está sobrecaracterizado, siendo algunas situaciones y ejemplos demasiado extremos o desastrosos (aunque seguramente tendremos casos así en la realidad. Gracias a Dios que a mí de momento no me ha tocado. No me atrevo a decir 'nunca' porque quién sabe. Sólo espero que no xD) que te hacen doblarte de la risa casi al momento.

Pero lo que más me ha gustado del libro es que, al final, nos deja con un breve mensaje donde nos hace ver que, pese a que todos nuestros sueños en brazos de Morfeos giren en torno a príncipes azules del calibre del grandísimo Señor Grey, no podemos olvidar que hombres así sólo existen en las novelas, y que la perfección es una imperfección imposible de conseguir en la vida real. El espécimen Gregorio puede estar lleno de defectos y sacarnos de quicio en multitud de ocasiones, pero a la hora de la verdad es el único que nos hace reír como nadie y que nos acompañará con todos sus defectos y virtudes porque, en palabras de Rossella:

No hay mejor regalo que el que nos hacemos nosotras solas, no hay protección más eficaz que la que nos procuramos nosotras mismas, y no hay mejor Gregorio que el que jamás trataremos de hacer que se parezca a Mr. Grey.

Un libro entretenido, cortito y que te hará reír a más no poder, donde descubriremos dónde rinde la realidad y la ficción y por qué nuestro Gregorio, pese a sus defectos, es mejor que el ficticio Mr. Grey o, al menos, con el que nos tendremos que conformar.