Reseña: 'Jules' de Didier Van Cauwelaert

Título: Jules

Autor: Didier Van Cauwelaert

Editorial: Alianza Editorial

Páginas: 233

ISBN: 9788491044604

Zibal es un genio un tanto particular. Brillante ingeniero bioquímico y astrofísico, sus descubrimientos científicos podrían haberle reportado una existencia desahogada; sin embargo, una serie de hechos desafortunados le han obligado a ganarse la vida vendiendo macarons en el parisino aeropuerto de Orly. Un día aparece por su puesto Alice, una joven y encantadora invidente, acompañada por su perro guía, Jules, un labrador muy especial. Alice va a tomar un avión para someterse a una operación que le permita recuperar la vista. La intervención resulta un éxito, pero para el perro Jules será el comienzo de una tragedia ya que lo asignan a otro invidente que lo maltrata. Jules huye y busca refugio en Zibal con el objetivo de que le ayude a encontrar a Alice. En menos de veinticuatro horas, su vida va a quedar totalmente trastocada. ¿Conseguirá Jules reunirse con Alice? ¿Y Zibal cuyo corazón quedó cautivado nada más verla? "Jules" es un relato a dos voces lleno de ternura. Una novela romántica, vertiginosa y original, llena de humor y fina ironía. Una historia, a veces políticamente incorrecta, de aprendizaje mutuo, de pasiones volcánicas y situaciones delirantes de la mano de un perro guía un tanto peculiar. Una novela cautivadora que dejará al lector con una sonrisa en los labios.

Tal y como se menciona en la portada de la novela: "te dejará con una sonrisa en los labios". Y no sólo me ha dejado con una sonrisa pintada, sino que también ha logrado que mi amor y pasión por los animales, sobre todo por los perros, se incremente aún más, si cabe.
Jules es un protagonista diferente a lo acostumbrado en la literatura en general y, en este caso, en la romántica en particular, que sabe atraparte desde el primer momento por la inteligencia que muestra y por cómo actúa en función de cómo ha sido adiestrado y lo que dentro de su mente perruna siente que es lo correcto.

Jules es un perro guía. Ha nacido para ser adiestrado y asignado a dueños con discapacidades o minusvalías que necesiten de la asistencia de animales de compañía para superar los baches de la sociedad y poder desenvolverse en el entorno con la mayor comodidad y agilidad posible con la ayuda del amigo más fiel que puede encontrar un ser humano: un perro. Y así es como Jules acaba en las manos de Alice, una joven invidente, siendo Jules el encargado de orientarla y guiarla por todo el torbellino de la ciudad y el aeropuerto de París, que suele frecuenta mucho por motivos de trabajo.

Pero el viaje con el que se inicia esta lectura no está relacionado con lo laboral, no. Alice se va a someter a una operación de córneas que, con suerte, le devolverá la vista; situación que transformará a Jules en un animal que ha perdido su razón de ser, el sentido de su vida: sentirse útil y necesario para con su dueña, ser todos sus sentidos, principalmente sus ojos. Y dado que tras la operación, los cuidados de Jules no son necesarios, le asignarán un nuevo discapacitado del que huirá despavorido en busca de la única conexión que recuerda con su vieja dueña: el vendedor de macarons del aeropuerto: Zibal, el cual no tendrá más remedio que obedecer a ese perro caído del cielo que parece tener todas las intenciones del mundo de reencontrarle con su antigua dueña. Zibal tomará esa alocada situación como una mano del destino pues, desde la primera visita de Alice a su puesto de macarons, no ha sido capaz de olvidarla. ¿Lograrán perro y amigo localizar a Alice?

Esta novela no deja de ser un comedia romántica en la que dos desconocidos acaban encontrando el uno en el otro lo que tanto tiempo llevaban esperando, dejando atrás los miedos y las inseguridades, arriesgándolo todo a la última carta. Pero hay algo importante que la diferencia del resto, y ese algo es Jules: un perro guía cuya voz silenciosa mueve a los dos personajes, motivándoles y animándoles a perseguir sus sueños y romper de vez en cuando con la realidad y con el orden natural de las cosas. 

Jules es un animal que ha sido adiestrado para ser la vista de los ciegos y es algo que este labrador se toma muy en serio. Alice es la mejor dueña que ha podido desear y siempre está alerta por lo que pueda pasar a su alrededor y perjudicar a su ama. Pero también es un animal que disfruta de la mera compañía y entretenimiento de Alice cuando no está "de servicio": comiendo sus macarons favoritos, nadando en la playa, disfrutando de sus caricias y sus palabras de agradecimiento y los premios por un trabajo bien realizado. Jules es feliz así, y todo se desmorona cuando su dueña recupera la vista y queda relegado a un simple animal de compañía. Esa sensación de sentirse innecesario y abandonado queda muy bien reflejada en la novela, a través de Alice y Zibal, ya que ambos son las auténticas voces de esta historia. Jules es el protagonista por antonomasia, el que mueve los hilos, pero las emociones y sensaciones del animal son transmitidas a través de las palabras de Alice y Zibal, que van alternando sus voces en primera persona de un capítulo a otro. 

También conocemos un poco más del mundo de los perros guía: cómo son adiestrados, los estudios y exámenes que tienen que pasar para obtener el certificado que les capacita para asistir a discapacitados, la razón de ser de estos animales, la depresión que suelen padecer cuando pierden esa razón de ser, la necesidad de re-inserción y la asignación de un nuevo dueño cuando eso ocurre... Desconocía parte del proceso tan enrevesado que hay detrás de las asociaciones de perros guía, de la formación de éstos y del proceso de asignación a invidentes y, lo cierto, es que me ha impresionado y alarmado a partes iguales. Un proceso muy tedioso y largo para algo tan demandado y necesario, y más aún en cuestiones que el propio autor expone en sus notas al final de la novela. Dentro de la ficción romántica de esta novela, nos encontramos con verdades como puños que hacen que la historia conmueva y enternezca mucho más de lo que ya hace previamente.

Alice y Zibal están muy bien caracterizados y cada uno vive con su propia cruz sobre los hombros. Zibal es un hombre muy inteligente, ingeniero bioquímico y astrofísico con ideas brillantes en la cabeza, pero incapaz de encontrar la financiación y la ayuda necesarias para impulsar sus proyectos. Trabaja como vendedor de macarons en el aeropuerto de París desde que su ex novia lo despidiera de su antiguo proyecto y se quedara con todo. Pero aún con ese fracaso, y con la mácula que arrastra de ser el bebé abandonado en un contenedor de basura a las afuera de la Embajada de Francia en Damasco, y con una madre adoptiva escritora que se avergüenza de la caída en desgracia del futuro profesional de su hijo, siempre tiene una sonrisa pintada en la cara y mantiene la idea de que lo bueno se hace esperar. Como bien se menciona en el libro: cuanto más alta es la caída más tiempo tienes para abrir el paracaídas.

Alice es una joven que odia y teme a los hombres. Desde que perdió la vista cuando era adolescente por culpa del ataque de alguien que creía su amigo, no quiere saber nada de los hombres y disfruta de su vida en compañía de Fred, una mujer adinerada y mayor que ella que la adora con locura. Pero, cuando recupera la visión, la infinidad de opciones que se abren ante ella son tan abrumadoras y emocionantes que le resulta difícil permanecer anclada a lo que siempre ha conocido, siendo Jules y Zibal los encargados de llenar el vació de unos ojos que están aprendiendo a ver de nuevo.

La pluma del autor me ha gustado muchísimo, aunque tiene por costumbre enredar las descripciones y los pensamientos de los personajes con frases larga que necesitan de una relectura para pillarlas por completo xD. Quitando eso, Jules es un personaje increíble. No habla por sí sólo pero Alice y Zibal muestran perfectamente las emociones del animal, desde la depresión absoluta cuando pierde el rumbo, hasta la emoción más grande cuando se siente feliz, completo y con un propósito en su vida. El final es precioso, perfecto y conmovedor, mostrando, una vez más, que el perro es el amigo más fiel del ser humano. No importa las travesuras que haga o los líos en los que meta a Zibal en su misión de reunirlo con Alice, Jules, por encima de todo, es un animal con sentimientos, capaz de captar emociones y sensaciones que escapan a la percepción humana, haciendo de su compañía y cercanía el mejor regalo que nos puede otorgar un animal. Los que tengáis animales de compañía en casa comprenderéis de lo que hablo.

En resumen, 'Jules' es una historia preciosa y conmovedora que nos deja con esa sonrisa dibujada en los labios, tal y como reza en la portada. Una comedia romántica diferente y realista que nos sumerge en el mundo de los perros guía, en concreto de Jules, un labrador que hace todo lo posible por reencontrarse con su antigua dueña, incluso arrastrar a esa aventura a Zibal, un vendedor de macarons que quedó prendado de Alice la primera vez que la vio. Y así, entre escenarios divertidos, aprendizajes y amor, Jules nos demuestra una vez más porqué dicen que el perro es el mejor amigo del hombre.

- Gracias a la editorial por el ejemplar -