Cine: The Boy (El Niño)

Título: El Niño

Título original: The Boy 

Año: 2016

Director: William Brent Bell

Guión: Stacey Menear

Música: Bear McCreary

Fotografía: Daniel Pearl

Reparto: Lauren Cohan, Rupert Evans, Ben Robson, Diana Hardcastle, Jim Norton, James Russell, Jett Klyne

Greta (Lauren Cohan) es una joven americana que acepta trabajar como niñera en Inglaterra huyendo de su pasado. Para su sorpresa, el niño al que tiene que cuidar es un muñeco a tamaño real. Además, en el cumplimiento de su trabajo tiene que seguir unas reglas muy estrictas. Cuando se queda sola, Greta desobedece las normas, lo que desencadena una serie de eventos perturbadores que le llevarán a convencerse de que el muñeco podría estar vivo.

 

Últimamente es difícil encontrarse con una película de terror que sorprenda y te deje con una sensación de congoja que se mantenga incluso después de haber terminado. El género de terror me encanta pero hoy en día son pocas, por no decir ninguna, las que me impregnan con esa sensación. The Boy no ha sido una película que pueda calificarte dentro de ese reducido rango, pero sí que tiene algo que consigue sorprender y, aunque no he pasado miedo, ha sabido jugar muy bien con el terror psicológico, llevado por la historia de Brahms, el muñeco tétrico; y con el suspense, a través de otra trama que se desarrolla posteriormente y que, pese a tirar de clichés en el mundo del cine de terror, ha logrado sorprenderme y dejarme con la boca abierta.

Greta es una chica estadounidense que, con la excusa de huir de su pasado y del dolor de una pérdida, acepta el empleo de cuidar al hijo de una pareja de ancianos. Para ello debe trasladarse a un recóndito pueblo de Reino Unido, a la mansión del matrimonio Heelshire, quienes planean tomarse una vacaciones y necesitan que durante ese tiempo alguien cuide de su pequeño Brahms.
Al llegar a la casona, Greta descubre que Brahms en realidad es un muñeco tamaño real del verdadero hijo de los Heelshire, el cual falleció hace más de 20 años en un incendio originado en el interior de la casa. El matrimonio no pudo seguir adelante asumiendo la pérdida y, con el tiempo, el muñeco de porcelana acabó transformándose en el sustituto y la viva imagen de su hijo Brahms, tanto que lo tratan como si de verdad estuviera vivo. Y así, durante las vacaciones de los Heelshire, Greta deberá asumir el rol de niñera y cumplir una serie de regla a raja tabla para tener a Brahms contento: despertale, vertirle, alimentarle, leerle poesía, ponerle música, no dejarle nunca solo, no recibir invitados en casa... Pero en cuanto el matrimonio abandona la casa, Greta desatiende sus obligaciones con Brahms y éste empieza a mostrar su descontento a través de una serie de hechos que probarán que el espíritu del hijo de los Heelshire se encuentra atrapado en el interior de ese muñeco.

La verdad es que los muñecos creepy (como yo les llamo) son un reclamo bastante fuerte en lo que a películas de terror se refiere. Sólo con verles la cara de porcelana, con esos rasgos tan marcados y finos y esos ojos fijos y grandes que parecen escrutarte de parte en parte, hace como mínimo que el bello se me ponga de punta. Al tiempo que piensas "es solo un muñeco que no levanta dos palmos del suelo y como rival maligno tiene muchas limitaciones, así que... ¿qué daño puede hacer?", te comienza a entrar el tembleque por las piernas imaginándote que de un momento a otro torcerá el gesto, moverá los ojos o realizará el más mínimo movimiento, y te tendrás que tragar tus palabras de chica dura y asumir que incluso un muñeco de porcelana es capaz de provocarte hormiguillas por el cuerpo y mantenerte alerta.

Pero esta película no termina destacando por lo anterior, ya que en ningún momento vemos al muñeco haciendo algo de manera directa, todo se realiza detrás de cámara. Vemos las trastadas de Brahms, todo lo que le hace a Greta por incumplir las sencillas reglas que le han dejado sus padres para que se mantenga contento, pero sin tenerlo en ningún momento frente a cámara mostrando su perverso rostro porcelanoso en movimiento. Así que en sobresaltos tendremos un cero patatero, pero en cuanto al suspense estaremos bien servidos, y es lo que hace que la cinta termine funcionando, al menos para mi gusto.

La ambientación también ayuda a crear un escenario digno de cualquier película de terror que se precie: una mansión impresionante, antigua y alejada de la mano de Dios; una chica inocente y desprotegida; y un muñeco en principio inofensivo que oculta tras de sí una historia de muerte y dolor; pero, como ya comentaba, sólo se queda en eso. Un buen clima sobrenatural que no se explota lo suficiente, pero claro, al final de la cinta entenderemos por qué. Momento en el que ese clima sobrenatural se fusiona con el thriller para dar paso a un giro de trama totalmente inesperado y que se siente como un soplo de aire fresco en lo que a películas de muñecos creepy se refiere.

En resumen, 'The Boy' es una película que si bien no se puede catalogar como terror en estado puro, sí que sabe sacar provecho del atractivo que provoca la presencia de los muñecos de porcelana en este tipo de producciones, creando una historia que mezcla el terror psicológico con el suspense de forma acertada, logrando sorprender al lector con el final y la historia de Brahms, el muñeco creepy.