Reseña: 'Éramos Mentirosos' de E. Lockhart

Título: Éramos Mentirosos

Autora: E. Lockhart

Editorial: Salamandra

Páginas: 288

ISBN: 9788415621125

Una isla privada. Una ilustre y conocida familia de Nueva Inglaterra. Un grupo de cuatro amigos —los Mentirosos— cuya amistad se vuelve destructiva. Una rebelión. Un accidente. Un secreto. Mentiras y más mentiras. Amor verdadero. Y, por fin, la verdad. Ésta es la bellísima y terrible historia de una familia perfecta que se sostiene sobre pilares de peligrosa fragilidad. A lo largo del relato se van desvelando las piezas de un rompecabezas que formarán un mosaico de personajes fascinante, donde los prejuicios y el egoísmo son los peores enemigos de la armonía y la felicidad.

Tras el aluvión de reseñas y comentarios que comenzaron a inundar la blogosfera de la noche a la mañana con esta novela, era imposible no sentir la más mínima curiosidad por ella. Ya de por sí la trama es bastante atrayente y misteriosa como para que te anime a abrir sus páginas, siendo, por tanto, la atracción por la sinopsis como los comentarios positivos de la misma, los que me llevaron a buscar la novela y ponerme con ella cuanto antes. El resultado final no ha sido el esperado y la historia no ha conseguido atraparme del todo. Sí que es cierto que el final es sorprendente y por esa misma razón no se ha llevado la nota más baja de la puntuación, pero el resto de la trama se me ha quedado bastante corta y no me ha transmitido casi nada...

En Éramos Mentiosos conocemos a la familia Sinclair, una familia americana de renombre, parte de la aristocracia social actual. Son dueños de una isla privada donde suelen pasar las vacaciones de verano y, de cara a los demás, se muestran como una familia perfecta e idílica. Tienen todo lo que pueden desear: dinero, atractivo físico, mansiones y estatus social. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Tras la fachada de familia perfecta, unida y feliz, se esconden problemas y discusiones familiares que amenazan con salir a la superficie y romper la unión que tanto se empeñan en aparentar. Por si eso fuera poco, Cadence, la mayor de los nietos del patriarca de los Sinclair, sufre una pérdida de memoria selectiva a consecuencia de un accidente que sufrió el verano de sus quince años y del que nadie quiere hablar por mucho que ella se empeñe en pedirle a su familia que le cuente lo ocurrido para así poder ir recordando retazos por su cuenta. Ahora, tras dos años sin pisar la isla tras su accidente, Cadence decide regresar a ella, reunirse con sus tres primos, a los que llama Los Mentirosos, y, juntos averiguar qué fue lo que desató su pérdida de memoria.

La historia en un principio tiene todo lo necesario para atraer la atención del lector: intriga, secretos, problemas familiares dentro de un marco en apariencia idílico, amor adolescente y lagunas mentales en torno al accidente que cambió la vida de Cadence, el quid de la trama y en torno al cual giran todas esas intrigas y secretos. Sin embargo, las cuestiones que se plantean o, mejor dicho, el punto de vista desde el que se plantean, me ha resultado muy infantil y la mayor parte de los capítulos, centrados en los Mentirosos, abarcaban únicamente conversaciones con cero trascendencia para la trama principal, diálogos infantiles sobre las vacaciones de verano, los diferentes ligues que han dejado en el instituto, así como el romance entre Gat y Cadence, un romance que por mucho que la autora se empeñe en expresar que lleva años forjándose verano tras verano, no lo he sentido sincero y verdadero, me ha parecido un instalove en toda regla e inclinado más bien a una bonita amistad que a sentimientos más profundos ya que las conversaciones y el contacto entre ellos no lo muestra como tal, o esa fue la sensación que me dio en todo momento. Como amistad la conexión entre Cadance y Gat me parece muy tierna, pero fuera de ahí poco más.

Creo que los personajes han sido mi principal problema. La novela está narrada por Cadance, así que todo lo que sabemos es a través de ella y de su memoria fracturada, de lo que va recordando con el tiempo. En ocasiones he conseguido empatizar con ella, con su dolor y con la frustración de no saber qué ocurrió hace dos años y que nadie de su familia esté dispuesta a darle la pieza que le falta del rompecabezas. Aún así, fuera de esos momentos, en su relación con el resto de su familia y sus primos me ha parecido superficial e ignorante. Entiendo que esa es la cuestión y la razón de ser de esta historia: el mostrarnos una familia que trata de guardar las apariencias de perfección y en el fondo está compuesta por un grupo de personas frías, distantes y que se mueven más por intereses que por amor fraternal, siendo la sangre y la sed de poder lo único que tienen en común; pero el factor Cadance, su narración, no ha logrado traspasarme y me ha dejado igual de fría que todos los personajes.

Lo que sí tiene de bueno, como ya mencionaba al principio, es el desenlace completamente inesperado. Es un giro de trama que no veremos venir ni a mil leguas y el motivo por el que he puntuado un poco mejor la novela. Cuando todo sale a la luz comprendes la actitud de la familia Sinclair hacia Cadance y el motivo por el que le ocultan los hechos del accidente. Y en cuanto a Cadance, ese final te permite arañar esa empatía que reclamaba en el desarrollo, entendiendo la decisión que tomó ese verano decisivo con los otros Mentirosos, una decisión que se pagó bastante cara pero que tenía un único objetivo en común: luchar por la unión de una familia rota por dentro, con las miras puestas en propiedades, dinero, lujos y poder, dejando de lado lo más importante de todo: la unión y el amor fraternal, más allá de las apariencias y las riquezas del mundo; pero tener que esperar a las últimas diez páginas para encontrarme con algo de profundidad argumental no ha sido suficiente para mejorar mucho mi opinión global de la novela.

En resumen, 'Éramos Mentirosos' es una historia que parte de una premisa llena de secretos, misterios e intriga que atrapa el interés del lector nada más leer la sinopsis, pero que en su contenido peca de superficial y una narración infantil con la que me ha resultado difícil empatizar. Como punto positivo sólo puedo destacar el desenlace: un giro argumental que no veremos venir y que le da algo de sentido y profundidad a todo lo anterior.