Reseña: 'Rompiendo las Normas' de Katty McGarry

Título: Rompiendo las Normas

Autora: Katie McGarry

Trilogía: Rompiendo las Normas #1

Editorial: Darkiss

Páginas: 425

ISBN: 9788468727493

Me dicen que sea buena chica, que saque buenas notas, que sea popular… No saben nada sobre mí. No recuerdo la noche que cambió mi vida. La noche en que pasé de ser popular a ser un bicho raro y marginado. Y mi familia está decidida a que siga así. Decían que la terapia me ayudaría. No se esperaban a Noah.

Noah es el tipo de chico sobre el que me advertían mis padres. Pero es el único que me escucha. El único dispuesto a ayudarme a averiguar la verdad. Sé que cada beso, cada promesa y cada caricia son algo prohibido. Pero, ¿y si encontrar tu destino significa romper todas las normas? 

Desde que oí hablar de esta novela me inundaron unas ganas tremendas de leerla. Luego comencé a encontrarme reseñas que hablaban maravillas de la historia y ya fue imposible no hinchar las expectativas referente al libro. Tenía miedo de que, como muchas otras veces, esas altas expectativas explotaran como un globo y que al final me pareciera una historia del montón. Pero muy al contrario.

'Rompiendo las Normas' no es la típica historia romántica entre dos adolescentes cargados de tópicos: chico duro y peligroso versus chica santurrona y de buena familia que decide portarse mal y salir con el chico que nadie querría como yerno. No se trata de romper las normas, como su título indica, en el sentido de ser un poco rebelde y hacer lo que te venga en gana. No, aquí romper las normas consisten en luchar por lo que uno quiere y desea, romper el cascarón de huevo en el que se encuentran atrapados, abrir los ojos y aceptar la realidad, evitando las cargas que nosotros mismos nos imponemos a veces por pensar que es el único camino o la única opción posible que nos impedirá arder en el infierno cuando pasemos a mejor vida. 

La normalidad es un estado difícil de conseguir, nadie posee una vida tranquila, relajada y soñada. Todos tenemos problemas, mayores o menores, que nos definen y nos hacen ser quienes somos, pero no hay que dejarse llevar por las adversidades, hay que luchar por lo que uno quiere, por enfrentarse a los problemas y salir airosos, por comprender que a veces la felicidad no es la que nos hemos imaginado siempre y que existen otras alternativas tan válidas como la nuestra... Porque a veces somos nosotros mismos los que nos imponemos trabas para alcanzar la felicidad o conseguir nuestros objetivos y eso es lo que nos impide estar a gusto con uno mismo, aceptarnos, reconocer los errores y comprender la postura y las decisiones de las personas que nos quieren y nos rodean.

Ese es el mensaje que me ha transmitido todas y cada una de las páginas de 'Rompiendo las Normas', con unos personajes que me han sabido contagiar sus emociones más profundas. Ha influido también mucho en este aspecto la narración de la novela: en primera persona, alternando los capítulos contados con la voz de Echo y con la de Noah. Este estilo narrativo es lo que más me gusta de este tipo de lecturas porque me permite conectar directamente con cada personaje, con sus posturas, sus miedos y todas las sensaciones que los embriagan con cada paso o decisión que toman. Tratándose de una novela cargada de realismo, donde sus personajes tienen que superar traumas del pasado a la vez que redescubren el verdadero amor, lo más importante en mi opinión es saber cómo conectar con el lector, cómo hacerle partícipe de la difícil situación que se relata, y siempre de forma natural y nada forzada o exagerada que provoque la pérdida de interés o evidencie la ausencia de esa carga realista cuya finalidad es hacernos pensar y dejarnos un mensaje al finalizar la lectura. Y Katie McGarry ha logrado exactamente eso: desarrollar una historia viva, real y cercana, con un dramatismo justo y creíble dado los fantasmas del pasado que atormentan a Echo y Noah; todo con un lenguaje actual, sencillo y adictivo. 

Los peores llantos no eran los que todos veían. Los peores llantos sucedían cuando tu alma lloraba y no había manera de consolarte, hicieras lo que hicieras. Un trozo de ti se marchitaba y surgía una cicatriz en la parte de tu alma que sobrevivía. Para la gente como Echo o como yo, nuestras almas tenían más cicatrices que vida.

En cuanto a Noah y Echo, me han dejado en modo blandiblú y en una auténtica montaña rusa de emociones. He comprendido sus miedos e inquietudes, las he aceptado, las he negado y las he enfrentado con ellos. Y, como ya he comentado, poseen personalidad propia, lejos de los tópicos que rodean a la literatura juvenil. 

A Noah la vida le ha hecho madurar a base de palos. Perdió a sus padres en un incendio, le separaron de sus hermanos pequeños y el estado no hace más que llevarle de una casa de acogida a otra. Él solo quiere normalidad, volver el tiempo atrás, a cuando su familia estaba unida y su único objetivo es lograr la custodia de sus hermanos, pero nadie cree en él. Nadie cree que un adolescente pueda ejercer de padre y trabajar a tiempo completo mientras cuida de dos críos que necesitan de todas las atenciones del mundo y de una educación decente. Pero Noah está dispuesto a demostrar que es la mejor opción para sus hermanos. Son lo único que tiene en la vida y no va a renunciar a ellos. No, no es el típico chico duro que se mete en peleas, bebe y se droga a todas horas (más bien alguna que otra hora) y se acuesta con cada tía que se le cruce en su camino (esto sí es cierto xD). Dentro de los pequeños desfases que pueda tener un adolescente en su situación Noah lucha por ser responsable y conseguir la custodia de sus hermanos y eso es lo que le diferencia de los demás: el amor hacia sus hermanos.

—Por última vez, no me importan una mierda tus cicatrices.
 —Mentiroso —respondió ella—. Porque la única manera de que a la gente no le importen mis cicatrices es que me quieran. Que me quieran lo suficiente para que no le importen mis defectos. Tú no quieres a la gente. Tú te acuestas con la gente. ¿Cómo podrías desear estar conmigo?
 Me había descrito a la perfección. Yo no quería a la gente; solo a mis hermanos. Echo se merecía algo más. Algo mejor que yo. Una oportunidad. O la aprovechaba o me iba a casa. Besarla y arriesgarme a encariñarme con ella o dejarla y ver cómo otro tipo disfrutaba de lo que podía haber sido.

Echo, en cambio, lucha constantemente contra el vacío que nubla su mente. Vive recluida en sí misma y avergonzada por las cicatrices que recorren sus brazos, muestra de lo que le sucedió la noche que su memoria se niega en recordar. Por ello, asiste a terapia con la señora Collins, para recordar aquella fatídica noche que cambió su vida y que la convirtió en la marginada del instituto, pues todos piensan que intentó suicidarse. Su lucha se centrará en recordar aquella noche, no ocultar sus cicatrices bajo sudaderas y mangas largas y aprender a vivir con ellas. Pese a sus altibajos, Echo destaca por su valentía y carácter. Teme lo que pueda ocurrirle si recupera la memoria pero sabe que es la única manera de lograr una pizca de normalidad en su vida y tratará de conseguir todas las respuestas aunque tenga que romper unas cuantas normas junto a Noah Hutchins.

La relación amorosa es una auténtica preciosidad que surge poco a poco, comenzando como una simple amistad de conveniencia para ir dejando paso a un romance único, especial y desinteresado que logra crear nuevos sueños y borrar cicatrices. Aún así el amor no es una parte crucial de la novela. Más allá de la relación entre Noah y Echo, ambos tienen problemas familiares a los que hacer frente, verdades que descubrir y realidades que aceptar, y todo esto es el peso pesado de la historia, lo que nos atrapará sin remedio y hará que creamos en la historia con los ojos cerrados. 

En resumen, 'Rompiendo las Normas' es una novela preciosa, dura, realista y cargada de emociones que nos hará reflexionar y comprender que a veces somos nosotros mismos los que le ponemos trabas a la felicidad. Sus personajes, cargados de humanidad y fuerza se enfrentan al dolor, a la pérdida y a la superación de demonios personales de una forma digna de admirar.